Comienza nuestro viaje con la aventura de facturar maletas y patines en el aeropuerto. Sólo si viajas con Iberia puedes llevar contigo los patines como equipaje de mano, siempre y cuando no lleves las llaves de los patines ya que te los quitan, como le sucedió a Mireia.
Llegamos a la casa de colonias donde dormíamos, foto de familia de todos los participantes (que este año son nada menos que 50), reparto de habitaciones y primera cena con patinadores y entrenadores de Barcelona, Toledo, Cantabria, Burgos y Madrid.
A las 8:00 suena la música en las habitaciones para despertarse y bajar a desayunar a las 9:00, ya que a las 9:30 viene a buscarnos el autocar que nos distribuye por las tres instalaciones donde se patina. Comienzan los entrenamientos por grupos de 10:00 a 13:00 y vuelta a la casa de colonias para comer y descansar. Por la tarde llega la piscina y las clases de danza hasta las 20:00 en que cenamos y damos paso a las actividades nocturnas: una gymcana por equipos, la casa del terror, paseo nocturno por los pinares de la casa de colonias, jugamos a Ninja, discoteca y fiesta final con todos los participantes. Todo ello grabado y recopilado en un vídeo por nuestro especialista Toni.
Y siempre surgen imprevistos como alguien que llora y echa de menos a sus padres, o se pone enfermo, o se cae y se hace daño, o simplemente no se calla durante la noche y no deja dormir a los demás, enfados y peleas por un cargador de móvil, unas zapatillas que no encuentro… pero todo se va solucionando poco a poco y al final van pasando los días sin darnos cuenta hasta que llega el último día y las despedidas se hacen inevitables. Comienzan las lágrimas, los abrazos y los besos con el deseo de que llegue pronto el año que viene y de nuevo el campus, aunque muchos de estos patinadores volverán a verse en lo trofeos nacionales de patinaje que organizamos los clubes que hemos participado.
Este año como novedad del campus se introdujo el collar de líder, que era otorgado por cada entrenador a un patinador de su grupo, a aquel que más se hubiera esforzado en el entrenamiento. Este collar daba el privilegio de elegir a la persona que tenía que limpiar la mesa del grupo después de cada comida o a las que tenían que barrer y fregar los suelos del baño, así como pedir a sus compañeros cualquier cosa que deseara durante veinticuatro horas. Lorena y Lara lo consiguieron y lo disfrutaron hasta el final.
Y por último aquí os dejo una foto de los entrenadores que estuvimos a cargo de los niños y que junto con ellos hemos echo posible este campus. Y agradecer a Toni la confección del vídeo del campus, un DVD que se regaló a cada patinador como recuerdo de esta semana inolvidable de patines, risas, piscinas, terror nocturno, juegos y amistades.